Con Abd al-Rahman I se fragmentó al-Ándalus en dos grandes unidades geográficas
Mapa de la situación del territorio de al-Ándalus en el año 756 |
En la anterior entrada analicé cómo se organizó al-Ándalus desde su conquista hasta Abd al-Rahman III, pero ¿cómo se estructuró su territorio? Las fuentes escritas no dejan muy claro si perduró la antigua distribución territorial hispano-visigoda o sólo subsistió su estructura administrativa. Sólo sabemos que se conservaron los antiguos cargos de los comes civitatis, dux provinciae y iudex, pero denominados como sahib al-madina, qa´id al-kura y qadi.
Hixam I, el Califa omeya, envió a algunas tropas sirias de Oriente a Ifriqiya para reprimir las rebeliones bereberes, pero fueron derrotadas. Los sirios supervivientes cruzaron el estrecho para ayudar al wali andalusí Abd al-Malik ibn Qatan. Consiguieron apagar los focos rebeldes, se diseminaron por al-Ándalus y se asentaron en múltiples yund-s (distritos militares). Es una de las primeras referencias que tenemos de la distribución territorial andalusí. Se pueden diferenciar hasta seis yund-s diferentes en Andalucía: el yund de Damasco ubicado en Ilbira (Granada), el de Emesa en Ixbilia (Sevilla), el de Qinnasrin en Yayyan (Jaén), el del Jordán en Rayya (Málaga), el de Palestina en Siduna (Medina Sidonia) y el de Egipto en Tudmir (Murcia) y el Algarve.
Con Abd al-Rahman I se fragmentó al-Ándalus en dos grandes unidades geográficas. Una era la kura, una división administrativa básica, capitalizada en la madina y gobernada por unqa´id. Su término geográfico podía coincidir con las antiguas diócesis o condados visigodos. Cada kura podía fragmentarse en aqalim (distritos), centralizados en los husûn, que se subdividían en ayza (partidos). Otra unidad territorial era el tagr, una marca fronteriza con los reinos cristianos del norte. Se pudieron diferenciar al menos tres tugur en época califal: al-tagr al-aqsa (Frontera Superior o Marca de Zaragoza), al-tagr al-wasta (Frontera Media o Marca de Toledo) y al-tagr al-garbi (Frontera Occidental).
A menor escala, la toponimia del sur peninsular nos ha dejado el registro de dos nuevos tipos de asentamientos islámicos. Primero, los husûn son unas construcciones fortificadas, ubicadas en puntos altos de la geografía andalusí, del tipo de Hisn al-Faraÿ (San Juan de Aznalfarache), y controladas directamente por el Estado. Y segundo, los qa´la son poblamientos agrarios, ubicados en el valle del Guadalquivir, del tipo Alcalá del Río o Alcalá de Guadaíra.
También tenemos constancia de la formación del clásico sistema de alquerías. Las qarya eran unidades básicas de producción rural, de poco tamaño y casi autosuficientes. La mayoría eran de nueva fundación, pero algunas procedían de las antiguas villae visigodas. Podían estar fortificadas o dentro del área de control de algún hisn. Algunas qarya evolucionaron a verdaderas “comunidades castrales”, a partir del siglo X, y llegaron a articular las comarcas aledañas.
El sistema de alquerías estaba muy relacionado con el modelo tribal islámico, es decir, el Estado dirigía a la comunidad musulmana (umma) sin contar con poderes intermediarios. Así, los husûn podían funcionar bien como centros de control del fisco y de la producción, o bien como centros defensivos en caso de peligro. Con este sistema se consiguió centralizar la administración de los territorios hasta el final del califato independiente de Córdoba.
En la siguiente entrada analizaré cómo se organizó al-Ándalus hasta la caída del reino nazarí de Granada.
Bibliografía
IBN ABD AL-HAKAM, Conquista del Norte de África y de España. Valencia, Anúbar, 1966.
SÁNCHEZ-ALBORNOZ, C. La España musulmana (2 volúmenes). Madrid, Espasa-Calpe, 1978.
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