En esta época, se mantuvo la división territorial en kuwar y se respetaron sus funciones político-administrativas
Situación de al-Ándalus en el año 1212 |
En la entrada anterior estudiamos cómo se organizó al-Ándalus desde Abd al-Rahman III hasta la caída del reino nazarí de Granada, pero ¿cómo evolucionó su configuración territorial? A partir de 1035, tras el colapso del califato Omeya, al-Ándalus se fragmentó en reinos taifas y, por la inestabilidad política, aumentó el número de fortificaciones. Las kuwar se declararon independientes y terminaron preponderando las más poderosas: Zaragoza, Badajoz, Toledo, Granada y Sevilla. Desde Abd al-Rahman III, el Estado califal se asentó en tres pilares fundamentales: el Califa, con un poder absoluto; la administración, controlada por los visires y el hachib; y la hacienda, en manos de los tesoreros. En al-Ándalus se organizó la administración provincial dividiendo el territorio en veintidós kuwar, o provincias, gobernadas por walíes, y defendidas militarmente por la figura del qa´id al-kura. Cada kura se subdividía en aqalim, o distritos, encabezados por algún hisn. Cada uno de estos distritos se subdividía en ayza o partidos. Asimismo, seguían existiendo los tugur, que eran las marcas fronterizas con los reinos cristianos del norte.
Con la llegada y ocupación de los almorávides, según el geógrafo hispanomusulmán al-Idrisi, se mantuvo la división territorial en kuwar y se respetaron sus funciones político-administrativas. Destacó en sus textos las circunscripciones provinciales de Sevilla, Córdoba, Jaén, Málaga, Granada y Silves (Niebla). Asimismo, describió las vías de comunicación que las enlazaba y determinó su origen en las antiguas viae tardorromanas.
Con los almohades, se trasladó la capital a Sevilla y, según el geógrafo Ibn Said al-Maghribi, se dividió el territorio en los reinos de Córdoba, Sevilla, Málaga, Jaén, Granada y Almería. También reordenaron y fortificaron el territorio para defenderse de la amenaza cristiana.
En el siglo XIII, los cristianos conquistaron la mayor parte de los territorios del sur peninsular. Con Fernando III de Castilla se ocupó la Baja Extremadura, Sevilla, Córdoba, Jaén y Murcia, y desde Alfonso X el Sabio se consolidó todo este nuevo territorio. Coexistieron las dos estructuras socioeconómicas. Por un lado, se mantuvo la estructura de poblamiento rural, basada en la qarya, hasta la revuelta mudéjar de mediados del siglo XIII. Sin embargo, muchas alquerías se concedieron como donadíos a los grandes señores feudales o a las Órdenes Militares que participaron en la Reconquista. Por otro lado, los espacios periurbanos fueron enajenados y cedidos como heredamientos a los repobladores cristianos. La implantación definitiva del modelo territorial feudal no se produjo hasta el siglo XIV.
Por último, según Ibn al-Jatib, el reino nazarí de Granada ocupó los territorios de las antiguas Kuwar de Elvira (Granada), Rayya (Málaga) y Pechina (Almería), y se estructuró en 33 aqalim centralizados en algún núcleo de población relevante. Sin embargo, en algunas zonas, como en la Alpujarra, se produjeron estructuras territoriales propias como la taha, que era un distrito administrativo que se mantuvo hasta la época cristiana.
Bibliografía
IBN ABD AL-HAKAM, Conquista del Norte de África y de España. Valencia, Anúbar, 1966.
SÁNCHEZ-ALBORNOZ, C. La España musulmana (2 volúmenes). Madrid, Espasa-Calpe, 1978.
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