Escribir de una forma que capte la atención del lector
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La escritura de no ficción es un arte que requiere habilidad, creatividad y rigor. Desarrollar esta actividad no es sólo transmitir una información, sino hacerlo de una forma que capte la atención del lector, le haga reflexionar y le aporte valor. Para lograrlo, es necesario escribir con un estilo atractivo, fluido y preciso. ¿Qué significa esto y cómo se consigue? En este artículo, te voy a dar algunos consejos para mejorar tu estilo de escritura y para que te conviertas en un mejor redactor del género de no ficción.
Estilo atractivo: cómo despertar el interés del lector
Un estilo atractivo es aquel que consigue enganchar al lector desde el principio y mantenerlo interesado hasta el final de la obra. Para ello, hay que tener en cuenta varios aspectos:
- El título: es la primera impresión que el lector tiene de tu texto, por lo que debe ser llamativo, claro y relevante. Debe resumir el tema principal del texto y despertar la curiosidad del lector. En la medida de lo posible, evita los títulos genéricos, ambiguos o demasiado largos. Un buen título debe responder a la pregunta: ¿por qué debería leer este texto?
- La introducción: es la parte donde presentas el tema, planteas la tesis o el objetivo del texto y anticipas lo que vas a desarrollar en el cuerpo. Debe ser breve, directa y atractiva. Debe captar la atención del lector y motivarlo a seguir leyendo. Para ello, puedes usar algunas técnicas para generar interés, como una pregunta, una cita, una anécdota, una estadística o una afirmación que sorprenda.
- El tono: es la actitud o el sentimiento que transmites con tu forma de escribir. Debe ser adecuado al tipo de texto, al público al que te diriges y al propósito que persigues. Puedes usar un tono formal o informal, serio o humorístico, crítico o elogioso, etc. Lo importante es que sea coherente y natural. Es importante que no uses un tono demasiado académico o técnico si quieres llegar a un público amplio y diverso. Tampoco emplees un tono demasiado coloquial o familiar si quieres transmitir profesionalidad y credibilidad.
- La voz: es la forma en que te expresas como autor. Puedes usar la primera persona (yo), la segunda persona (tú) o la tercera persona (él/ella). Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes. La primera persona te permite mostrar tu opinión, tu experiencia y tu personalidad. La segunda persona te permite dirigirte directamente al lector, implicarlo e interpelarlo. La tercera persona te permite adoptar una perspectiva más objetiva, imparcial y distante. Lo importante es que elijas la voz que mejor se adapte al tipo de obra que estás creando y al efecto que quieres conseguir en tu público.
Estilo fluido: cómo facilitar la lectura del texto
Un estilo fluido es aquel que consigue que el texto se lea de forma fácil, rápida y sin interrupciones. Para ello, hay que tener en cuenta varios aspectos:
- La estructura: es la forma en que organizas las ideas y las partes del texto. Debe ser clara, lógica y coherente, y es aconsejable que lleve un orden cronológico, temático o argumentativo, según el tipo de texto. De igual forma, debe tener una introducción, un desarrollo y una conclusión, y usar subtítulos, párrafos y signos de puntuación para marcar las secciones y los cambios de tema.
- La cohesión: es la forma en que conectas las oraciones y los párrafos entre sí. Debe haber una relación lógica y semántica entre ellos, y es recomendable usar conectores (además, sin embargo, por lo tanto, etc.), pronombres (él, ella, esto, aquello, etc.) y palabras clave (los términos que se repiten a lo largo del texto) para establecer la cohesión. Evita los saltos bruscos de tema, las repeticiones innecesarias y las contradicciones.
- La claridad: es la forma en que expresas las ideas de forma comprensible y precisa. Es apropiado usar un vocabulario adecuado al tema, al nivel y al público al que te diriges, por lo que deberías evitar las palabras difíciles, desconocidas o ambiguas. Igualmente, debes explicar los conceptos complejos, las siglas y los términos técnicos, y usar ejemplos, analogías y metáforas para ilustrar las ideas.
- La brevedad: es la forma en que expresas las ideas de forma concisa y sin rodeos. Es apropiado que elimines las palabras innecesarias, redundantes o vacías. Asimismo, debes evitar crear oraciones largas, complejas o subordinadas, al igual que tampoco deberías usar frases cortas, simples y directas. Lo ideal es que vayas al grano y no divagues.
Estilo preciso: cómo aportar valor al texto
Un estilo preciso es aquel que consigue que el texto sea veraz, fiable y útil. Para ello, hay que tener en cuenta varios aspectos:
- La investigación: es la forma en que obtienes la información que vas a usar en tu texto. Tiene que ser rigurosa, exhaustiva y actualizada. Para ello, es importante que consultes diversas fuentes, y que éstas sean contrastadas y de calidad. También debes verificar los datos, las cifras y las citas, y evitar el plagio y la copia.
- La argumentación: es la forma en la que defiendes tu tesis o tu punto de vista en tu obra. Lo ideal es que sea sólida, coherente y convincente. Para ello, debes usar razones, evidencias y ejemplos que apoyen tus afirmaciones, y anticiparte a las posibles objeciones o críticas y refutarlas. De igual manera, es prudente que evites las falacias, los prejuicios y las generalizaciones.
- La originalidad: es la forma en que aportas algo nuevo, diferente o innovador a tu texto. Tu obra debe ser creativa, personal y relevante. Tiene que tener tu propia voz, tu estilo y tu visión del tema que estás desarrollando. De la misma manera, el texto debe ofrecer un enfoque distinto, una perspectiva única o una solución novedosa al tema que estés tratando. Por ejemplo, no deberías usar clichés, lugares comunes ni tópicos.
¿Cómo mejorar tu estilo de escritura?
Como has visto, escribir con un estilo atractivo, fluido y preciso no es una tarea fácil, pero tampoco imposible. Requiere práctica, dedicación y aprendizaje. Por lo tanto, para que mejores tu forma de redactar te recomiendo lo siguiente:
- Que leas mucho: leer es la mejor forma de aprender de otros escritores, de ampliar tu vocabulario, de mejorar tu ortografía y de desarrollar tu gusto literario.
- Que escribas mucho: escribir es la mejor forma de poner en práctica lo que has aprendido, de expresar tus ideas, de desarrollar tu creatividad y de encontrar tu voz.
- Que revises mucho: repasar lo que escribes es la mejor forma de detectar tus errores, de corregir tus fallos, de mejorar tu texto y de pulir tu estilo.
Para concluir, espero que este artículo te haya sido útil e interesante. Si quieres aprender más sobre escritura profesional, te invito a visitar con frecuencia este blog, en el que voy a compartir contigo muchos consejos, recursos y ejemplos para que mejores tus habilidades como escritor de no ficción.
¡Gracias por leerme!
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